martes, 24 de marzo de 2009

Cartas De Amor



Añoro el sonido de la moto vespa del cartero, cuando pasaba por la calle donde vivía junto a mis padres.
La espera, hasta ver colarse las cartas por debajo de la puerta, esas que tanto esperaba recibir.
La emoción de esperar una carta, el leer folios escritos a mano, con letras a veces torcidas, otras casi ilegibles, deseaba no terminar nunca de leer.

Buscando en un cajón, encontré mi caja de las cartas...
Hacía años que no las veía, ni siquiera me acordaba de ellas, las tengo ordenadas, sin lacitos, no, nada de eso, están unidas por una gomilla, cada paquetito de un remitente(pocos). A veces, las recibía de tres en tres, con instrucciones frontales y numeradas, donde decía "Abrir la carta nº 1 en primer lugar", otras en las que ponía, "no leer hasta la noche".
Y las postales...con la foto del lugar donde él se encontraba haciendo sus cursos.

Revivir de nuevo, aquellas palabras, aquellos sentimientos...
Mis primeras cartas, son evidentemente, de la adolescencia, esas que al leerlas me provocan una tierna sonrisa. Amores incondicionales, apasionados llenos de sueños y promesas que con el tiempo...van quedando en olvido. Lees palabras como "Nunca nadie te amara como te amo yo" o "jamás te olvidaré", "eres el amor de mi vida". Algunas esperanzas que quedaron lejanas, o que nunca tuvieron comienzo, pasiones en la distancia y en el tiempo.

El matasellos indica que algunas son del año 1993, tenía otras anteriores, no muchas más pero...acabo de recordar que las rompí,quizás por miedo a que mis padres las descubrieran (aun siendo totalmente ligh su contenido) o tal vez, por mi primer novio, era bastante celosón (inseguridades de la edad, supongo).

¡¡¡Qué bonito era recibir una carta!!!!

Guardo los muñequitos pintados y recortados en un papel, que encontraba en el parabrisas de mi coche.También encontraba flores recién cortadas cada mañana. O pequeñas y breves notas, una de ellas, (no os alarméis) firmada con sangre.

La antepenúltima carta que recibí, fue hace dos años y medio, esta vez, la tecnología estaba a nuestro servicio, era una carta de tres folios, en un documento de texto...fue...de lo más bonito, tierno y a la vez triste, que he leído. Era...emocionalmente perfecta.

La penúltima que leí, no fue una carta, fueron dos folios, guardados en una agenda, escritos a mano, con escritura temblorosa y alguna que otra mancha de tinta humedecida...
Esta jamás me fue entregada y evidentemente yo, nunca confesé que llegue a leer unas líneas.
Era como una disculpa, como un silencioso y personal "siento haberte fallado", cada sentimiento descrito era de impotencia ante un hecho inevitable, "una separación definitiva" me pareció, una especie de castigo para el mismo, como un reproche personal, por permitir que todo acabara, la angustia de no tener el valor para enfrentarse a la posibilidad de perderme, de perder lo que teníamos...No pude continuar leyéndola.

La última carta que recibí, me fué entregada en mano, le costaba trabajo reconocer que se habia equivocado, admitir sus falsas supocisiones y sus errores era demasiado para él, no sabia o no estaba acostumbrado a pedir "perdón", a decir "lo siento" o quizás, cuando supo o pudo hacerlo...ya era demasiado tarde, demasiados "lo siento"...demasiadas cosas que perdonar. Sé, que intentará seguir disparando a la luna y apagando el sol, aunque yo, ya no me sienta con ganas para verlo.

Lo que siento es, no tener fotografías de aquella época para acompañar las cartas, no existían las cámaras digitales y claro...llevar a revelar un carrete, donde aparecerías dándote un besito con tu chico pues, como que no podías permitírtelo, primero, porque no tenias cámara (o esta, era de tus padres) y segundo, porque ellos eran los que llevaban el carrete a revelar e iban a recoger las fotos, con lo cual...intimidad cero.

Fueron épocas de crecimiento personal, etapas duras sentimentalmente, donde por primera vez, te rompían el corazón, donde pensabas que jamás amarías a nadie más.
El mundo parecía querer despojarte de todo por el hecho de ser mujer, te enseñaban a ser una buena ama de casa y una buena madre, las chicas tenían que llegar a casa MUY pronto, incluso teniendo novio.

A pesar de lo vivido, lo sufrido o padecido, lo luchado y lo perdido...a pesar de los momentos tan duros que tuve que digerir, a pesar de todo a lo que tuve que enfrentarme...no cambiaría NADA del pasado, porque todas y cada unas de mis experiencias, de mis miedos y de mis decisiones, me han llevado a ser como soy hoy, solo espero seguir aprendiendo a ser mejor persona, ahora, con más experiencia, pero con la inocencia que siempre formó parte de mi, con las mismas o incluso mas aun...ganas de vivir.

Cada equivocación es un paso para el aprendizaje, cada meta conseguida un mérito a celebrar.
No vivas para el recuerdo, que el recuerdo...solo respire en tí.

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